martes, 24 de junio de 2008

ASESINATOS

LA VIOLENCIA COMO RAZON

Por Antonio Castro

Muchos de los que aquí son citados personificaron en el cine psicópatas, dementes, hampones y criminales de la peor calaña.

Ninguno, creo, imaginó que en su futuro habría un día de extrema tragedia. Un día en que la realidad iba a desplazar a la ficción.

El asesinato entre la gente que produce, dirige e interpreta es más frecuente de lo que cabría suponer.

Gente del cine ha sido asesinada en una orgía de homosexuales, en un rito satánico, en un asalto callejero, en una pelea, durante un robo y hasta por soldados irracionales.

Es como si la violencia fuera la única razón válida para solventar un rencor, obtener un beneficio o liberar bajas pasiones.

Los asesinos han empleado pistolas, puñales, bates de beisbol, golpes de karate y cuerdas de persianas.

Esa violencia que salta de la pantalla a la calle se evidencia incluso en el atentado a un presidente que antes había sido actor.

Por fortuna, y sólo muy de vez en cuando, no es uno sino varios los asesinos y verdaderamente horrenda su acción. El crimen masivo más espeluznante en los anales de la cinematografía es el que cometió una banda de dementes con la actriz Sharon Tate y cuatro personas más.

Este asesinato múltiple —como acontece en el crimen simplemente circunstancial— demuestra que las tragedias en el cine también ocurren sin necesidad de un guión.

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