viernes, 6 de junio de 2008

PRESENTACION

Por Antonio Castro

En este blog el lector difícilmente encontrará paliativos de optimismo al drama.

Este es un blog de tragedias, porque ha sido precisamente la tragedia la que ha encuadrado, inexorablemente, a lo largo de una centuria, la historia del séptimo arte.

La finalidad, al hablar de tantas circunstancias patéticas envolviendo a la gente del cine y la música, no es despertar reacciones mórbidas, sino evocar una serie de hechos que, de sobra conocidos o de escasa difusión, atañen a muchas de las figuras, grandes o pequeñas, famosas o casi anónimas, cuya dramática existencia quizá nos haga comprender mejor a los protagonistas.

Cuando el cine irrumpió en la vida de millones de personas como un juguete novedoso, con algo mágico capaz de hacer reír o llorar, un torrente de sensaciones nuevas arrastró también a quienes en el cine forjan su inspiración.

Desde sus albores, la industria se ha caracterizado por sus conquistas, por su proyección universal, por la decadencia de no pocos de sus artífices y por el espejismo de Hollywood, un nombre permanentemente ligado a las debilidades humanas.

Si se tratara de relatar aquí la fabulosa historia del cine, un medio de expresión que influye decisivamente en todos los pueblos del orbe, habría que exaltar el esfuerzo e imaginación creadora de un arte que entretiene, conmueve, sensibiliza y constituye un gran aporte cultural.

Pero este blog no pretende abordar cuanto de positivo encierra el cine, sino ahondar en los aspectos patéticos del mismo. Eludiremos, pues, la gran riqueza material y espiritual de las imágenes móviles y nos adentraremos en una colosal fábrica de sueños.

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