“YA HE VIVIDO BASTANTE”
Por Jesús Iglesias Lerroux
23 de abril de 1973.
La servidumbre del albergue turístico “Don Jaime”, en Casteldefels, cerca de Barcelona, recibe con hospitalidad y afecto al actor George Sanders, huésped distinguido del lugar, el que visitaba cada dos meses procedente de Mallorca, en las Baleares, donde habitualmente vivía desde hacía años, silenciosamente, discretamente, en una lujosa residencia frente al mar.
Al anochecer fue visto en una de las terrazas del parador fumando plácidamente. A la mañana siguiente, una de las recamareras lo halló tendido en su habitación, completamente desnudo. Junto a él se recogieron dos frascos vacíos de Pentobarbital sódico, el mismo tóxico con el que se suicidó Marilyn Monroe.
Sobre las sábanas la policía encontró una nota manuscrita que decía: “Estoy cansado. Ya he vivido bastante...”.
George Sanders gozaba, a sus 67 años de edad, de excelente salud. Tenía más dinero del que podía ambicionar y, de haberlo deseado, las mejores oportunidades artísticas. Sin problemas financieros, sentimentales o de salud, el suicidio de Sanders se debió al hastío.
Nacido en Viazma, Rusia, y naturalizado inglés, Sanders dejó su patria a los 11 años. Su padre, un opulento comerciante, lo llevó con él a Londres y lo inscribió en uno de los mejores colegios. Años más tarde se diplomó en la Escuela Técnica Manchester. Químico cotizado, Sanders fue reclamado por una importante empresa textil.
No obstante, su vocación por el teatro lo orilló a abandonar el trabajo y enrolarse en una compañía trashumante de revista musical.
En 1922 hizo su primera aparición en la pantalla con la película “Strange”. Doce años más tarde triunfó como actor teatral de Broadway en una comedia de Noel Coward. El cine, sin embargo, seguía siendo el anhelo de su vida.
Alto, elegante, con un estilo inconfundible y un cinismo casi innato, George Sanders se convirtió muy pronto en uno de los personajes más característicos de la pantalla. Su primera película en Norteamérica fue “Lloyd en Londres”, dirigida por Darryl F. Zanuk. En 1950 fue premiado con un Oscar por su personificación del crítico teatral De Witt en la cinta “Eva al desnudo”.
Con esta película, Sanders se consolidó como el actor cínico por excelencia. Sus actuaciones en “Rebeca”, “Soberbia”, “El retrato de Dorian Grey”, “La espía y los lanceros”, junto a Dolores del Río, y algunas más, llevaron a millones de personas a las salas cinematográficas.
Después de protagonizar una serie de aventuras policiacas, como “El Halcón” y “El Santo”, Sanders filmó alrededor de noventa películas, algunas excepcionales, como “The moon and Sixpence”, donde personificó al pintor Gauguin; “Te querré siempre”, interpretando magistralmente a Alexander Joyce, y “Amores de un impostor”, que le vino como anillo al dedo.
La vida sentimental de Sanders fue en extremo agitada. Independientemente de los muchos romances que le fueron adjudicados y que él jamás se encargó de desmentir, estuvo casado en cuatro ocasiones: con Elsie Larsen, con quien contrajo matrimonio a los 34 años y de la que se divorció en 1948. Dijo entonces: “De Elsie no guardo ningún mal recuerdo. Ni bueno tampoco...”.
Su boda con la temperamental actriz Zsa Zsa Gabor fue particularmente borrascosa. Salders volvió a sus mordaces comentarios. Se expresó así: “Las mujeres son como las enfermedades infecciosas. Una recaída es siempre de enorme gravedad. Mi boda con la enloquecida bruja de Zsa Zsa fue un error craso. Me avergüenza decirlo, porque no se debe golpear a las mujeres, pero yo sí lo hice. En defensa propia, claro...”.
Respecto a su tercer matrimonio con Benita Hulme, expresó: “Benita, después de enviudar del estupendo actor Ronald Colman, se casó conmigo, pero tuvo la mala ocurrencia de morirse y dejarme viudo a mi...”.
Sanders cerró con broche de oro su deambular sentimental. En 1970, a los 63 años, se casó con Magda Gabor, hermana de su ex esposa Zsa Zsa. En relación a su cuarta y última experiencia matrimonial, Sanders comentó: “Eso no fue una unión matrimonial, sino una épica batalla. Terminó, claro, en una apoteosis judicial. Magda me sacó hasta los ojos...”.
George Sanders escribió en 1963 “Memorias de un farsante profesional”, que se constituyó en un rotundo éxito de librería en dos continentes. Su segunda experiencia literaria fue “Caminos del mundo”, otro Best Seller. De repente, Sanders cesó de escribir y ni las multimillonarias ofertas que le hicieron para continuar ni su natural predisposición a la narrativa lo convencieron.
Su mejor amigo en sus días postreros, en Casteldefels, fue un limpiabotas de 12 años llamado José. Fue el único ser humano del que Sanders se expresó sin apelar a su cinismo habitual.
4 comentarios:
Felicitaciones por tu articulo. Muy bueno. No es Sanders de mis favoritos; pero estuvo en muy buenas peliculas. Solo una observacion: sobre la pelicula “Lloyds of London”, ésta fue dirigida por Henry King; Darryl F. Zanuck era el productor.
Y efectivamente, Sanders fue testigo de la muerte de su amigo Tyrone Power, durante el rodaje de "Salomon y la reina de Saba", en 1958; lo que seguramente le afectó enormemente por las circunstancias en que produjo. Escribi algo sobre ello un par de veces, en mi blog. Una vez mas felicitaciones por el tuyo.
Lo he visto en varias películas de gran vuelo. Excelente actor. Aparte su perfil de cínico en la pantalla, el tipo tenía cara de intelectual.
me gusta este actor como interpretaba sus papeles.que pena de su suicido teniendolo todo,como es la vida.paulina
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